En el mediodía de este martes, la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados de la Nación recibió a especialistas y representantes gremiales para tratamiento del Régimen de Jornada Laboral –Ley 11.544–, y el Contrato de Trabajo –Ley 20.744–, modificaciones sobre jornada máxima laboral. En la mesa que continuará reuniéndose se analizarán además 7 proyectos, tanto del oficialismo como de la oposición. Así lo informó la presidenta de la Comisión, la diputada oficialista Vanesa Siley.
“Esta discusión es para modificar una norma que data de 1929, que es la ley que rige actualmente la jornada laboral en Argentina, de 48 horas semanales”
Lo que persiguen las iniciativas presentadas proponen jornadas que van desde las 36 horas semanales a las 40 sin reducciones salarial. Además aseguran que las empresas no se verán afectadas amparándose quienes apoyan la idea en las experiencias internacionales que indicarían que se disminuye el ausentismo y los accidentes, y aumenta la productividad laboral.
De los textos introducidos, cinco corresponden al oficialismo -Ormaechea, Hugo Yasky, Sergio Palazzo, Eduardo Valdés y Mónica Litza- y dos a legisladores de la oposición, impulsados por el socialista santafesino Enrique Estévez y el Frente de Izquierda que presentó el candidato a vicepresidente Nicolás del Caño.
Más allá de la insipiencia del debate, desde la Unión Industrial Argentina (UIA) marcaron su desaprobación. “¿Tanto dudamos de las negociaciones colectivas? ¿El Estado a qué viene? ¿Por qué no dejamos a la autonomía colectiva?”, cuestionó Julio Cordero. Es que el industrial puso reparos al diferenciar la realidad de países europeos que han avanzado con la iniciativa y la realidad argentina. “El derecho al trabajo es de la persona, del ciudadano, está protegido por pactos internacionales. No hay que cercenar ese derecho al trabajo”, completó.
Por su parte, la ministra de Trabajo de la Nación, Raquel Olmos, mostró su apoyo a la idea de la modificación pero pidió que se haga de manera gradual. Para la funcionaria, se trata de «redistribuir la productividad» que desde 1960 a 2022 aumentó en un 52 por ciento. Asimismo, consideró que se lograría un «rebalanceo entre el trabajo y el tiempo de ocio y la distribución de tareas en el hogar». Esto último en alusión a las mediciones que señalan que buena parte de lo que se denomina trabajo no remunerado recae sobre las mujeres.