En la noche de este domingo, luego de hacerse públicos los resultados de los comicios presidenciales, llegaron los discursos de los principales contendientes al sillón de Rivadavia. Y con ellos, el inicio de una microcampaña que durará un mes hasta el 19 de noviembre.
La primera en expresarse fue la que, definitivamente, quedó afuera de toda compulsa: Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio. Ante la militancia y un escenario plagado de figuras de los distintos partidos que conforman la entente conservadora, la ahora ex candidata presidencial reconoció la derrota (tuvo un fuerte retroceso en la cosecha electoral respecto de las PASO de agosto) al haber obtenido el 23,82 por ciento de las voluntades. Sin embargo, no saludó al ganador y mantuvo con coherencia el rasgo característico de su campaña: El anti kirchnerismo. “Nunca vamos a ser cómplices del populismo de la Argentina y nunca vamos a ser cómplices de las mafias que destruyeron este país”, consignó la dirigente del PRO
“Hoy lo aceptamos, pero tenemos una convicción profunda de los valores que llevamos dentro, de la república, de la transparencia, de los valores de lucha, de la corrupción”, expresó y no dudó en tirarle el fardo a los votantes: “Quizás esos valores hoy quedaron dormidos, pero nosotros los vamos a despertar todos y cada uno de los días de nuestra lucha para lograr una Argentina productiva y sin pobreza”.
Por último, vociferó que los «valores» de su espacio «no están a la deriva». ¿Significa esto que comienza un proceso de encauce de votos hacia quien, medianamente, comparta la rivalidad con el oficialismo? Es toda una incógnita teniendo en cuenta que JxC tiene en sus líneas un fuerte componente de radicalismo d en dónde no todos los sectores abrevan con las ideas rupturistas de La Libertad Avanza. He aquí otr aspecto para estudiar: ¿Se romperá Juntos por el Cambio ante la dicotomía del ballotage del que quedó fuera?. El ex diputado de la UCR, Facundo Suárez Lastra, adelantó en la mañana de este lunes que no cuenten con él para votar a Milei. «Como dijo Hipólito Yrigoyen, hay que empezar de nuevo», espetó.
A esto se conectan las palabras del propio Javier Milei quien de inmediato tendió un puente al único cúmulo de votantes al que puede aspirar por fuera del 29,98 por ciento en el que se mantiene desde agosto: Juntos por el Cambio. «Dos tercios de los argentinos votaron a una alternativa a este Gobierno de delincuentes que quiere hipotecar nuestro futuro para quedarse en el país», enunció y le habló a los cambiemitas: «Vengo a dar por terminado ese proceso de agresiones y estoy dispuesto a hacer tabula rasa para terminar con el kirchnerismo. Más allá de nuestras diferencias lo que tenemos que entender que enfrente tenemos una organización criminal».
En los momentos siguientes repitió entre 4 y 5 veces las palabras «juntos» y «cambio» en su encendido mensaje en contra del kirchnerismo. «Si trabajamos juntos podemos ganar y recuperar el país», abrevió haciendo claro el llamado a los 6 millones de voluntades que apoyaron a Bullrich.
Por su parte, el último de los oradores, en su bunker habló el receptor del 36,68 por ciento de los votos a la presidencia, Sergio Massa. Tras reconocer la difícil situación que atraviesa el país, también extendió su mano al 1.700.000 votos que respaldaron a Juan Schiaretti de Hacemos por Nuestro País y los 700 mil de la Izquierda que fueron para Myriam Bregman. Pero no sólo intentará pescará ahí el ministro de Economía sino que también se dirigió a los radicales con los que comparte «valores democrático como la educación pública y la división de poderes».
Lo propio hizo con «los que eligieron otra opción pensando en una Argentina en paz, con orden», en clara alusión a los votantes de Juntos por el Cambio cuya promesa de campaña fue, casualmente, «un país con orden». A ellos les prometió “hacer el mayor de los esfuerzos en los próximos 30 días» para ganar su confianza a sabiendas de que parte de su crecimiento en las urnas provino del riñón cambiemita, cuenta clara que se ve si se toma en cuenta que Bullrich fue la única en perder voluntades.
En uno de los pasajes más contundentes de su discurso, Massa volvió a elegir distanciarse de la confrontación y del binomio kirchnerismo – antikirchnerismo, refugio de sus dos competidores. «La grieta se murió. Va un punto final a la idea de la destrucción del otro», aseveró para luego anticipar que instaurará un «gobierno de unidad» al que convocará «a los mejores» sin importar su procedencia partidaria. Esta transversalidad para acercar posiciones ya la había mostrado con Gerardo Morales, Gobernador de Jujuy, al que llamó «amigo» en un acto que se dio en la provincia puntana a días de la feroz represión a los pueblos originarios y trabajadores de la docencia.
De esta manera quedó inaugurado el lapso que definirá quién estará a cargo del destino de 45 millones de argentinos a partir del 10 de diciembre tras lo que será la quinta ida a las urnas en lo que va del año.
La danza de la seducción, ha comenzado.