Otra muerte violenta tiñó de rojo las calles de Santa Fe

Se trata del homicidio número 52 en lo que va del año en el Departamento La Capital. Un joven de 27 años fue la víctima de una ráfaga de balas en plena tarde de este martes en las calles de barrio Scaraffía. Otro joven quedó internado en terapia intensiva. De acuerdo a las declaraciones de los vecinos a ambos les dispararon desde un auto.

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En la tarde de este martes, las balas segaron la vida de un joven en las calles de barrio Scaraffía. Ezequiel Ojeda de 27 años fue asesinado de 21 balazos cuando caminaba junto a un amigo que quedó internado con estado delicado. De acuerdo a los testimonios de testigos, el ataque fue perpetrado desde un automóvil en movimiento.

En diálogo con UNO, la madre de la víctima, Marisa, relató que semanas atrás había sufrido un robo en su domicilio por lo que podría trazarse alguna relación entre los hechos. De todas maneras, la mujer prefirió la cautela antes de aseverarlo.

«Cuando pasó el tiroteo estaba en mi casa, por lo que me dijeron los vecinos ellos iban caminando con una cerveza en la mano. Sentí los tiros, salí y no pensé que era mi hijo, eran dos amigos. Dicen que desde un auto les dispararon. No sé más nada», comentó sobre el suceso. E hizo mención del robo pasado: «Más o menos hace dos o tres semanas sonó una alarma porque los delincuentes estaban yendo de techo en techo y me los encontré dentro de mi casa. Se llevaron la moto de mi hijo, me encerré en la pieza y cuando vino Ezequiel, que llegó antes que la policía porque estaba en el barrio por la alarma, encontramos el vehículo en la otra esquina, no se la pudieron llevar porque estaba pinchada. Tiempo después mi hijo encontró a los pibes porque le dijeron quiénes eran, no sé si de ahí viene el problema».

Además comentó que Ezequiel vivía de hacer «cobranzas» y comentó que, en el Hospital Iturraspe, un agente de policía le dio más precisiones sobre la muerte de su hijo: «Aparentemente fueron dos armas diferentes, me preguntaron si mi hijo tenía arma, a lo que le contesté que no porque cuando fui le saqué todo lo de los bolsillos. No tenía arma, él otro tampoco, sino no hubiesen estado caminando tranquilamente, Ezequiel tenía auto y moto».