Resistir desde la tribuna: Las hinchadas antifascistas en la era Milei

Agrupaciones de fanáticos futboleros bregan por demostrar que es posible vivir el deporte más lindo del planeta sin violencia de ningún tipo y que hay una alternativa a la “cultura del aguante”. Buscan que nadie más se sienta incómodo dentro de las tribunas a causa de la orientación sexual, etnia, condición socioeconómica o nacionalidad. En las calles de los barrios que representan, dónde ven que el Estado se ha apartado, aúnan fuerzas y se organizan para auxiliar a los más vulnerabilizados, tarea que se vuelve aún más urgente cuando la motosierra de la ultraderecha viene blandiendo. Practican el apoyo mutuo como salida al repliegue estatal planificado y llevan la solidaridad como bandera –y alternativa de resultados concretos- ante el ‘sálvese quien pueda’ propuesto por la Casa Rosada. El debate de ideas en aras de cultivar la conciencia de clase sustenta las acciones de estas hinchadas. Cómo resisten, parapetados en el fútbol, “arte y deporte socialista” ese en el que “todos juegan en conjunto para al final llegar al gol, que es el triunfo, que es la revolución”. Cómo sortear la violencia cuando el argentino más prominente la ejerce con periodicidad.

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Las hinchadas antifascistas argentinas aparecieron en 2018 durante el Gobierno neoliberal de Mauricio Macri. Inspirados por las ideas progresistas de parcialidades como las del FC Sankt Pauli de Hamburgo; los Bukaneros del Rayo Vallecano de Madrid y la Green Brigade del Celtic escocés, estos fanáticos vernáculos empezaron el largo camino para erradicar la xenofobia, homofobia, el racismo y el sexismo de las tribunas y de los estadios. “El machismo, los refranes, los insultos y a todo eso lo vamos ubicando, le vamos poniendo nombre para poder atacarlo. Así lo vamos mostrando a la sociedad desde un lugar sencillo que es el del hincha”, explica Mauro de Vélez Antifascista. “Hay gente que cree que en la cancha puede hacer y decir lo que quiera porque es como otro mundo. Es una idea equivocada. El futbol también es parte de la vida”, considera Paul de Bicho Antifa. Con base en estos ejes bien definidos trabajan casi 40 clubes de distintas divisiones del fútbol profesional de la Argentina que tienen su propio grupo antifascista. Las condiciones históricas, sociales y económicas que convulsionaron al país un lustro atrás, hicieron que estos grupos –en los que se da mayúscula importancia a la conciencia de clase y a la lucha por el sostenimiento de los Derechos Humanos– expandieran su ámbito de acción hacia las calles, o por qué no, la sociedad toda.

“Ser anti está bien, pero se debe proponer algo. Eso es lo que hacemos. Somos anticapitalistas”

Mauro de Vélez Antifascista

Las hinchadas también destacan por la multiplicidad partidaria en sus filas. “Tenemos compañeros de trasfondos políticos variopintos. Hay peronistas, socialistas, de Izquierda y otros que no se identifican con ninguno de esos. Remarcamos el compromiso de todos ellos a través de los procesos electorales. Respetamos la variedad ideológica”, señala Facundo de ResisTencia 1913 de Talleres de Córdoba.

Uno de los casos emblemáticos –o quizá el más destacable por su procedencia ideológica e histórica- es el de Asociación Atlética Argentinos Juniors. La entidad deportiva nacida en 1904 en el barrio de La Paternal surgió de la unión de los equipos “Mártires de Chicago” de raigambre anarquista y “Sol de la Victoria” de tradición socialista, corrientes que viajaron del Viejo Continente con las oleadas migratorias. “Ambos clubes llevaban a cabo también actividades sociales, políticas y de agitación, además de sufrir la inevitable persecución de la policía y las autoridades”, relata el escritor Miguel Fernández Ubiría en su libro “Anarquismo y Fútbol”. Exactamente 115 años más tarde, apareció Bicho Antifa bajo aquellos estandartes colectivistas de solidaridad y respaldo entre pares para ofrecer resistencia, junto a otros cuadros, a las penurias derramadas a la población por el poder de turno. Y, puntualmente, sobre el fútbol.

Los clubes son de los socios.-

En el prime de su poder político, el Presidente Macri intentó darle impulso a una vieja obsesión suya: La privatización de los clubes a través de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). “El fútbol actual no es totalmente popular”, comenta Paul del Bicho a Edición Límite.

Por su parte, Gabriel, de River Antifascista, señala que uno de los objetivos convocantes de la incipiente organización de la que participa es “contarle al hincha que un club privado no sirve porque se pierde el sentido de pertenencia y la historia”. A principios del corriente año, la ola privatizadora volvió con fuerza gracias a la llegada del “anarco-capitalista”, Javier Milei, a la Presidencia de la Nación. A través del megadecreto 70/2023 se le dio impulso a la embestida contra los clubes pero los artículos 335 y 345 que habilitaban la posibilidad fueron frenados por una medida cautelar de la Cámara Federal de San Martín. Posteriormente en las elecciones del club Atlético Boca Jrs., se dio la aplastante victoria del ídolo xeneize, Juan Román Riquelme, por sobre la lista opositora de la que Macri era parte, lo que ralentizó aún más la avanzada mercantil.

No obstante, en los primeros días del mes de mayo el Milei partió hacia una nueva visita a los Estados Unidos (la tercera de las cuatro que realizó en los primeros cinco meses de su mandato, lapso en el que no pisó ningunas de las provincias más postergadas de su propio país) y se reunió con el N°1 de la FIFA, Gianni Infantino. “Un nuevo modelo de negocio y el esquema de financiación que tienen los clubes de fútbol en la República Argentina” fue uno de los temas abordados en ese conciliábulo. La marcha por la entrega de los clubes a magnates o corporaciones goza de buena salud. “Cambiar el fútbol es más difícil que hacer la revolución”, resumía ya Bayer en los albores del siglo que corre.

Según apuntan desde las hinchadas antifascistas, la lógica de mercado ya se ha colado hasta en los vestuarios y en la manera en que los deportistas desarrollan su carrera. “Los jugadores han perdido la pertenencia al club. Hoy desde las inferiores se les inculca que tienen que comercializarse, hacer diez goles en una temporada corta, ser reconocidos y apuntar a Europa. A los 10 meses se van”, lamentan en Vélez Antifascista.

Para estos hinchas militantes, violencia es también que privados “quieran meter a la fuerza sus productos dentro de las canchas”. Paul, trae a la charla un ejemplo más que cabal: En 2018 la dirigencia de Argentinos Jrs. decidió modificar la denominación del Estadio Diego Armando Maradona. Tras un acuerdo comercial conocido como “naming right” antepuso la palabra “Autocrédito” al nombre de pila del astro mundial. En 2022, se cambió el sponsor a “Búmeran”, un portal web de búsqueda de empleo. 

“Ya en 2018 sabíamos que iba a pasar esto. La derecha de a poco iba ganando terreno y va por todo. Privatizar, mercantilizar y dejar atrás los valores, las costumbres, el arrabal y la identidad del barrio”, espeta Mauro de manera casi premonitoria.

Salir a “pechearla” cuando la realidad recrudece.-

Al candor de las medidas socioeconómicas de la gestión macrista, el activismo de las hinchadas trascendió las fronteras físicas de cada club y la empatía los envalentonó a inmiscuirse en otras luchas. Muchas de ellas transversales a toda la sociedad e inherentes a la fibra más profunda de la identidad nacional. Desde la tribuna y con las instituciones barriales y vecinales se plegaron a las causas de minorías y a reclamos sociales cuyo eco sacudió al país entero. La Interrupción Voluntaria del Embarazo, el regreso a las relaciones carnales con el Fondo Monetario Internacional, el ajuste sobre las capas obreras y medias de la sociedad, y las políticas represivas y de mano dura como piedra angular de la construcción de seguridad pública, que, casualmente, encuentran terreno fértil de experimentación en el ámbito multitudinario del fútbol. La lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia en torno a los crímenes de la dictadura cívico-eclesiástico-militar también los convoca.

“Este es un Gobierno ampliamente fascista”

Bicho Antifa

Ciertamente, el último 24 de Marzo –primero de la gestión Milei-, según reconocen, fue uno distinto. “La llegada de La Libertad Avanza al Gobierno nos preocupó”, admitieron en ResisTencia 1913. “Está atacando pilares fundamentales que creímos firmes en la sociedad como los derechos humanos, la educación y la salud pública que son un orgullo argentino a nivel internacional”, sostienen.

En los días previos a esta conmemoración, una militante de la agrupación H.I.J.O.S de la ciudad de Rosario denunció haber sido golpeada y abusada sexualmente en su domicilio por dos hombres que, tras finalizar su despreciable faena, escribieron en una pared: “VLLC” (Viva La Libertad, Carajo), el slogan propagandístico del Jefe del Estado nacional. Durante el ataque, mientras sostenían por el cuello a la mujer, los anónimos le dijeron: “No hables nunca más, mirá lo que te pasa por hablar, sabemos que trabajás en los derechos humanos, no te vinimos a robar nada. No vinimos a robarte nada, a mí me pagan para esto”.

En un nuevo acto provocativo como forma de legitimación del negacionismo, la Casa Rosada escogió el domingo 24 de marzo para difundir en redes sociales un video que mostraba a periodistas, militantes políticos, conversos y familiares de militares despotricando contra la cifra de 30.000 desaparecidos y asegurando que los derechos humanos “fueron un gran negocio”.

Previamente, el 8 de marzo, mientras las movilizaciones por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora tomaban las calles, el Gobierno anunció que rebautizaba al Salón de las Mujeres de la Casa Rosada como “Salón de los Proceres”. 

“Hace mucho que no estábamos tan mal como ahora”

Bicho Antifa

Pero existe una problemática que azota con cruenta virulencia a la mayoría de la población y es un síntoma de época: El hambre. “También es violencia”, apostillan los entrevistados. Es una de las carencias sobre la que las hinchadas antifascistas toman acción directa. Semanalmente, dos de las facciones que hablaron con este portal, gracias a la colaboración de vecinos que prestan sus casas o algún local, cocinan las donaciones que logran recolectar y preparan viandas para repartir entre personas en situación de calle. Es una actividad que no requiere filiación futbolística. Es una invitación a ser parte del entramado solidario de personas autoconvocadas al que aportan las hinchadas antifascistas. “Es un barrio obrero, un barrio sufrido”, espeta Paul sobre La Paternal cuna del Bicho. “En momentos en que la realidad se pone más dura, salimos a pechearla”, agrega y pinta para el lector una de las características del barrio Rojo, como lo denomina. “Nuestra acción es barrial, territorial. Hoy por hoy lo más concreto es organizar una olla popular a través de donaciones y movilizar el barrio visibilizando el trabajo del antifascismo en las calles y en la tribuna”, suma Mauro, del eterno rival del Bicho, Vélez. 

“Ayudamos a un merendero en Bella Vista que pasó a ser una olla popular de la que dependen unas 16 familias. Los viernes nos turnamos para ir a dar una mano”, comentan desde River Antifascista, que no cuenta con ese factor barrial. Es que la institución de Núñez (como también su contrario, de camiseta azul y oro) ostenta grandes cantidades de hinchas a lo largo y ancho de la geografía argentina.

Vale destacar el peso específico de este tipo de colaboración mientras los instrumentos de asistencia alimentaria del Estado crepitan por las políticas de ajuste del Presidente Milei. A través del Ministerio de Capital Humano que dirige la licenciada Sandra Pettovello, se redujeron hasta el punto de la extinción a los fondos que se utilizaban para comprar mercadería y abastecer comedores y merenderos en todo el país. Más tarde se conoció que el Gobierno retiene 5 mil toneladas de alimentos y elementos de primera necesidad como bidones de agua, repelentes de insectos, sillas de ruedas y leche en polvo, entre otros.

Las decisiones macroeconómicas del titular de la cartera de Economía, Luis Caputo, a finales de 2023 y durante el primer trimestre de 2024, generaron un efecto tenaza que redundó en más argentinos dependiendo de la ahora denegada ayuda estatal. Se trata, incluso, de personas con trabajo registrado o ingresos fijos, pero que no pueden proveer todas las comidas necesarias en sus hogares, requiriendo así de la asistencia social para acceder a algo tan básico y esencial como es alimentarse.

“Cada martes nos rompemos la cabeza pensando qué cocinar para darles a 50 familias que están viniendo”, relata Mauro. “De una acción tan pequeña que es una olla popular se va contagiando al barrio”, cuenta respecto de la experiencia velezana y cómo, en un local con baño y cocina que les fue cedido en Villa Luro, pudieron refugiar a los vecinos inundados durante las tormentas de finales de marzo.

 La salvación es colectiva.-

Acerca de la denominación “antifascista”, los entrevistados hicieron referencia a la noción de “no estar solos”, lo que los emparenta –de acuerdo a sus palabras- en este sentimiento con colectivos que, en distintos lugares del mundo, enfrentan las mismas problemáticas dentro y fuera de los clubes.

“La palabra antifascista parecía de 100 años atrás. Creíamos que el fascismo nunca iba a llegar”, apuntan desde Vélez. “Es más que nada marcar la conciencia de clase: en la cancha somos todos laburantes, pagamos una cuota, sufrimos, tenemos familia; y es ahí donde tiene que llegar el antifascismo”, definen y agregan que pretenden “sembrar conciencia e identificar quiénes son los verdaderos enemigos del pueblo trabajador”.   

Por su parte, Facundo de ResisTencia 1913 concentró lo aludido en la reivindicación de la militancia y lo asocia a la figura de las entidades deportivas. “Muchas veces cuando el Estado no está aparece el club que contiene a los chicos, les da una merienda, les abre las puertas de una biblioteca, cobertura médica y demás. Para nosotros es fundamental seguir defendiendo los clubes”, remarca.

“Había que armar algo, crear algo; la creatividad en conjunto, en colectivo”

Vélez Antifascista

A esta altura, la centralidad la tiene la creación de comunidad. El encuentro entre pares cuyas existencias se da en el mismo momento y lugar –a veces-, bajo iguales o parecidas circunstancias, lo que deriva en idéntico padecimiento y, por ende, exacta necesidad de escapar de este. O bien, de hacerle frente.

La ola liberal-libertaria “ha puesto de moda la crueldad” a la vez que su principal referente en el país, el Presidente Milei, se “regodea” ante el sufrimiento ajeno o de quienes reniegan de su ideario de ultraderecha. «En un contexto donde la empatía y la solidaridad deberían prevalecer, se observa una preocupante tendencia hacia la humillación y la exposición de otros al ridículo», señaló el académico Martín Kohan en un reportaje radial en Futurock sobre el cierre de la Agencia pública de noticias Télam. La motosierra dejó allí a 700 familias sin sustento. Su dolor y congoja fueron azuzados por las celebraciones de funcionarios del más alto rango dentro del Gobierno, tal el caso de Manuel Adorni, vocero presidencial. “Esto suma adeptos rápidamente”, lamentó con preocupación el docente de la carrera de Filosofía y Letras de la UBA. 

“Los dichos de exterminio, las cancelaciones, los diálogos que sostiene con quienes lo avalan, eso de que son ‘estéticamente superiores’, son todas expresiones netamente fascistas”

Vélez Antifascista

Frente a este escenario, lo que hacen las hinchadas antifascistas resulta un bálsamo y hasta constituye metodología para tirarle la finta a la soledad del ideario imperante. “Vamos a combatir el abandono y la tristeza”, dice Paul respaldado con las vivencias cosechadas en cada jornada de actividades de su grupo. A “la escalada de violencia” auspiciada por el Gobierno de La Libertad Avanza desde Balcarce 50 y luego magnificada ad infinitum en las redes sociales, las hinchadas responden “con orgullo, con empatía, organización y amor por el barrio, el deporte y los amigos”.

“Ahora es cuando más hay que mostrar la articulación y el espíritu de lucha. Más allá de los colores y los clubes, y así logramos el Frente de Hinchadas Antifascistas. Buscamos que se sumen más clubes que tengan la postura crítica y constructiva del antifascismo”, adhiere Mauro y conjura: “Asociarse, armar una olla, meterse a los barrios, simple. Y los días de partido repartir nuestros volantes”. 

“En la pandemia había un comedor que se llovía. Había que cambiar los 150 metros del techo. Para eso realizamos un festival on line y pudimos conseguir la plata para comprar lo necesario. Gracias a la ayuda de muchas personas pudimos reparar el techo de ese lugar al que asisten 150 chicos periódicamente”, comenta Facundo desde La Docta dando testimonio que la gestión de Alberto Fernández no fue un oasis. La colaboración, las manos y las voluntades del pueblo y para el pueblo. “Nosotros seguimos haciendo nuestras actividades porque los temas que nos atienen están vigentes. Siguió habiendo pobreza, racismo y violencia. No nos cambió nada”, repone.

El fútbol, espejo del colectivismo.-

Estos núcleos organizados de amantes del fútbol usan la matriz popular del deporte más hermoso del planeta para enfocar la mirada de las masas en lo que consideran verdaderamente primordial por fuera de lo que es el fútbol, la cosa más importante entre las menos importantes. «Al ser un deporte masivo y popular es un territorio donde se puede dar la lucha, la apertura de mentes y conciencias contra un Estado que nos oprime de todo tipo de maneras, con apoyo de un bombardeo ideológico de los medios de comunicación», definía en 2018 el periodista Emmanuel Gentile. 

Aunque la pregunta era obligada a todos los entrevistados. “¿Por qué eligieron el fútbol para resistir?”, inquirió Edición Límite.

Para la facción velezana, se trata del lugar de mayor sentimiento, dónde se alojan amigos y familia. “El fútbol refleja nuestros ideales y el colectivismo”, apunta certero Mauro. “Poder construir desde el núcleo de la tribuna y poder trabajar ahí es un orgullo. Levantar los ideales y valores que soñaron los fundadores de nuestro club, a través de una camiseta y un barrio”, expresa. Y hace una salvedad clarificante: “No accionamos por la coyuntura de Milei” sino por “seguir combatiendo al liberalismo que se va propagando y viene haciendo cada vez más estragos”.

“Acá se combinan la militancia y el amor al club”, consideran en ResisTencia 1913. “Entendiendo que no somos una isla y sabemos que es una lucha colectiva que abarca al país y al mundo”, afirma y pone luz sobre el tinte internacionalista o global de las banderas antifascistas. Para Mauro “el trabajo genuino y de corazón es alentar al club y sembrar conciencia de que todo ese descontento puede aprovecharse a favor instalando la solidaridad en la tribuna”.

¿Todo esto no es, acaso, similar a una jugada bien articulada con el objetivo de llegar al arco rival? En un reportaje sobre su libro “Fútbol Argentino” el maestro del periodismo, Osvaldo Bayer, aludió a la idea del colectivismo, de lo compartido en el interior del rectángulo de líneas blancas pintadas sobre el verde césped. “Los anarquistas que defendían al fútbol tenían una definición muy bien hecha: ‘El fútbol es el juego socialista. Todos jugando en conjunto para, al final, llegar al gol, que es el triunfo, que es la revolución’. No es una cosa individualista, se consigue colectivamente, ¿no? ‘En el fútbol se aprende a ser solidario’, decían. ‘No se puede jugar solo; cuando el otro está en mejor posición, hay que pasarle la pelota’. La cosa de formar equipo: nadie sobresalir sino sentirse todos iguales”.

En esa misma conversación con Revista Un Caño, le preguntaron qué había aprendido del fútbol (del que estaba alejado a causa de la modernización y mercantilización de la que también reniegan las hinchadas antifascistas) a lo que respondió: “Me enseñó (…) que con el esfuerzo de todos se puede llegar al triunfo que, en definitiva, es una vida mejor”.

Aportes y corrección: Victoria Martínez Sichard.